domingo, 4 de enero de 2009

DIALOGO, DIALOGO Y DIALOGO

La tragedia que vive Gaza desde el pasado 27 de diciembre 2008, ha causado más de 400 palestinos muertos y una docena de israelíes. No sorprende que la opinión pública mundial esté muy enfadada por esta desproporción en un superconflicto que no se acabará con violencia, con aviones, con bombas ni con la posible aniquilación de la franja de Gaza en los próximos días. Para intentar justificar un ataque de estas dimensiones, Israel tiene que calibrar sus acciones. Para no repetir otros fracasos anteriores.

Desde que Israel se retiró de Gaza hace tres años, grupos de palestinos han lanzado miles de bombas y misiles hacia Israel. Han dado muerte a pocos israelíes pero han provocado mucha inseguridad en la frontera con la franja. En la última semana previa a la bestialidad del ataque israelí del día 27, los palestinos lanzaron más de 300 cohetes. Israel puede objetar que ha sido provocado. Es cierto. Pero la reacción de ellos es exagerada porque no va a conseguir la paz a base de tiros.

Hasta un señor ilustrado y humanista como Amos Oz ha manifestado que el ataque está justificado. No vamos bien. Lo que no está justificado es la dureza de los ataques, con muchos civiles muertos, niños también (aunque Hamas los utilice como escudos humanos), que son víctimas de bombas sobre viviendas palestinas. El futuro presi de EEUU, Barack Obama, visitó la zona hace unos meses, y dijo que si alguien atacara su casa con "mis dos hijas durmiendo haría todo lo que estuviera en mi poder para evitarlo". Es importante una nueva actitud respecto a Israel a partir del día 20 de enero 2009. Todos los conflictos, en el siglo XXI, no se acaban con bombas y que ellas radicalizarán aun más, las posiciones de las dos partes. Recordemos que Hamas ganó las últimas elecciones derrotando a Al Fatah, la facción palestina más moderada, de la que Mahmoud Abbas es el presidente en Cisjordania. Invadir Gaza, con una población de un millón de habitantes que viven en condiciones infrahumanas, no conducirá a ninguna parte. Israel no puede ser un estado judío y una democracia dominando todos los territorios entre el mar y Jordán. Controlar sin problemas un amplio territorio sin dar una respuesta política, económica y social a todos los habitantes que viven en él es imposible. Creo que la creación de dos estados, con la capital compartida en Jerusalén, es posiblemente inevitable. Hay que estar en desacuerdo con la política del estado de Israel y máxime cuando se puede considerar que es equivocada y totalmente desproporcionada. Sobrepasan la Ley del Talión (ojo por ojo y diente por diente). Hay que dialogar.

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