martes, 25 de noviembre de 2008

"WANTED MR. GRAMM"


El Sr. Phil Gramm es un malvado economista y político estadounidense quien ha ostentado cargos representativos dentro de la Cámara de Representantes y el Congreso de los Estados Unidos, representando al partido respublicano. Su más reciente “carguillo” ha sido en el congreso norteamericano cuando fue el Senador Junior por el estado de Texas, cargo que ocupó desde 1985 hasta el 2002.
Gramm fue el inventor de la maldita acta “Gramm, Leach & Bliley” que agitó muchas de las regularizaciones al sistema financiero estadounidense, creadas durante la Gran Depresión. También permitió la fusiones de instituciones de la banca comercial, banca de inversiones y las aseguradoras. Ya hemos visto el exito de las fusiones. Esta acta fue promulgada por el congreso, de mayoría republicana y minoría demócrata, en el año 1999.
En el 1998 se suscitó la fusión más grande en la historia, en términos de activos, de dos instituciones financieras. El Nacional City Bank of New York, mejor conocido como el Citibank, se fusionó con la aseguradora Travelers para formar el conglomerado Citigroup. Esta fusión marcó la separación entre la banca comercial y otras instituciones financieras. Citigroup invirtió más de US$200 millones de dólares –unos US$263 millones del 2008- para lograr la anulación de esta acta reguladora en 1999. Con esto culminaron más de dos décadas de esfuerzos –privados y políticos- para permitir a la banca comercial competir libremente con aseguradoras y bancos de inversiones.
Gramm se convirtió en el maximo exponente de la desregularización en toda una generación de congresistas y senadores norteamericanos. Dice Gramm: “Hay gente que ve los préstamos subprime como algo perverso. Yo los veo como el sueño americano en acción”. Defensor a ultranza y con vehemencia de la libertad total del mercado, defendió esta ideología desde sus inicios en la universidad de Washington. Será por casualidad que durante los años de 1989 a 2002, fué el principal receptor de contribuciones a las campañas recibidas de entidades bancarias.
La semilla de esta monumental crisis financiera hay que ir a buscarla hasta 1950, en una calle llamada Dogwood Avenue, Columbus, Georgia, Estados Unidos. Una enfermera que trabaja a doble turno para mantener a tres hijos y un esposo discapacitado acaba de obtener un préstamo para la compra de su vivienda. No tiene ingresos, no ofrece al banco las garantías de rigor. Pero le dan la hipoteca, compra la casa y allí cría a sus hijos. Uno de ellos, Phil Gramm, se convierte con el tiempo en senador y en uno de los grandes muñidores de las leyes que levantaron la regulación de los mercados financieros (esa es la clave), y brilla como gran defensor de la concesión de hipotecas «basura», otorgadas a gente sin recursos como su madre, como la mejor forma de conseguir «el sueño americano en acción». Gramm, un tio listo ¿verdad?
No necesitamos “inventores” de esa índole; queremos creadores de riqueza real y ”sólida”. Riqueza que podamos medir y que esté dentro de una economía de mercado justa y equitativa. No hay que reinventar nada. Solo vigilar a los “raros”.