domingo, 11 de diciembre de 2011

UNA TRISTE HISTORIA


UNA TRISTE HISTORIA

Hoy, sin merecérmelo, he recibido un regalo sorpresa. Me he dado cuenta de lo mal que me porté hace unos meses.

Te habías largado, estaba solo, apareció ella. Se portó muy bien conmigo... no, se portó insultantemente bien conmigo.

Tan bien que yo vivía en una balsa de aceite sólo por el mero hecho de saberle en mi vida. Me dio tranquilidad, calma, paz, felicidad y el sosiego que necesité en esos momentos. Me apaciguó, secó mis lágrimas, me llamaba noche tras noche sólo para confirmar que mi respiración tenía el ritmo adecuado porque, aunque yo no decía nada, o casi nada, ella sabía interpretar mis latidos, mis suspiros, mis silencios. Siempre ha sabido. Peleaba por una sonrisa mía hasta la extenuación y si no la conseguía, lo intentaba de nuevo, no dejaba de intentarlo.

¡Qué grandísima diferencia entre vosotras! Tú no dijiste "adiós" y ella no dejaba de decirme "hola". La distancia que nos separaba no importaba, ¿sabes por qué? Porque si notaba que yo no estaba bien, hacia lo que fuese para plantarse a mi lado en menos de un suspiro. ¿Sabes qué eso? ¿Qué significa? No puedo explicártelo, pero sí decirte que es lo que yo , siempre, hubiera hecho por ti. Que es lo que siempre estuve dispuesto a hacer por ti. Es lo que continuaria haciendo por ti.

Jamás me merecí tanta atención. Lo reconozco. También he de confesar que yo, en mis momentos de lucidez, tuve claro desde un principio que la situación no iba a llegar a nada, lo sabía. El caso es que empezamos a salir. Quien dice salir, dice aceptar que te digan "te quiero", porque viviendo en la distancia el termino "salir" es un concepto que no encajaba. Volvió a verme varias veces, demostrandome siempre que me quería, que esas dos palabras estaban respaldadas por algo. Yo me esforcé mucho, aunque reconozco que ni hice alguna de esas locuras que se me ocurren a mí de vez en cuando.

Y entonces, la ostia!!!!!! Llegó mi cumpleaños en mayo y volviste a hablarme, si tu, .... yo me bloqueé. Ya te habia casi olvidado, no había sido capaz de enfrentarme a tu recuerdo y lo había enterrado rápido y pronto. Me habías hecho demasiado daño, reconozco que te amé y eso es algo que no se puede hacer desaparecer así como así. Y entonces la dejé. Rapidamente. Sí, tuve el valor de dejarla por tí. ¿Te das cuenta? Tú no habías abierto la boca aún y yo ya la había dejado. Era a tí, mi querido fantasma, a quien intentaba abrazarte nuevamente.

Recé, recé todos y cada uno de los días que siguieron a mi cumpleaños para que ella no sufriera por mí y tú me quisieras por siempre jamas. ¿Sabes lo patético que me siento? Tú no habías movido ni un puto dedo para demostrarme nada y yo ya había rechazado aquél dedo que habría reordenado la galaxia entera si hubiera sido necesario. Nunca seré capaz de explicar el dolor que me causa recordar las lágrimas que sé que ella vertió por mí.

Me porté mal con ella, fatal; en esa relación era yo el que me dejaba querer... en la nuestra eres tú. ¿Y sabes? En verano, cuando no podía dormir, salía a la terraza y me maldecía por no poder amarla y me preguntaba si era eso lo que te pasaba a ti conmigo. No entendia porque no me querias y me preguntaba porque me rechazabas.

Hoy me ha enviado un regalo. Un libro. Hoy, que no me lo merezco -nunca me lo merecí-, me ha escrito esto: "Ya hace muchos meses que apareciste en mi vida para acabar siendo la parte más importante de ella. Te agradezco de corazón, todos los momentos que hemos compartido y brindo porque sean una mínima parte de lo que nos quedan por vivir. Haré todo lo que sea necesario por ti. Te quiero."

Hoy, que el viento sopla con fuerza, sigo sin merecerme nada de lo que me ocurre , absolutamente nada, y si lees esto querida, sólo quiero que te des cuenta de todo lo que hice por ti, de lo mucho que hice por ti - sin que tú me lo pidieras, claro está - y seas consciente, como yo lo soy, de que la gente que realmente nos quiere, es a la que peor tratamos. Es así.

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