Esta pequeña ciudad, de algo más de 20.000 habitantes es la capital del territorio de Aveyron, al norte de la región de Toulouse.
Junto al río Aveyron hubo en antaño un poblado galo que creció en época medieval, conjuntamente con su cualidad episcopal.
Aquella villa prerromana estaba habitada por los rutenos, una tribu llegada del territorio centroeuropeo. En tiempos romanos la villa se llamó Segodunun, pero en el final del imperio volvió a ser denominada Ruten (datos consultados por Internet), en relación a los viejos habitantes del lugar, de ahí deriva el nombre de Rodez.
Rodez fue en el medievo una ciudad-bipolar. La parte alta, la villa episcopal, crecía alrededor de la robusta catedral, con sus conventos, palacios y murallas. Cerca estaba el burgo, bourg, ciudad artesanal que tenía también su recinto amurallado.
Lo más interesante de Rodez es la catedral, un edificio de piedra rojiza del siglo XIII al XV, con un aspecto de sólida fortaleza. Se atribuye la autoría del templo a Jean Deschamps, divulgador del gótico en la mitad sur francesa.
En la fachada se aprecia ese aire de fortaleza, que parece un castillo más que una catedral. En realidad es un avance de las propias murallas y llama la atención que no haya ninguna puerta, se entra por los lados. Los accesos están a los dos lados del templo.
También es llamativo el campanario que hay cerca del ala izquierda del crucero. Arranca con una torre del siglo XIV y termina con un afiligranado estilo gótico flamígero, de inicios del XVI, y un campanil renacentista.
En el interior, poderoso y elegante, hay elementos de notable interés, como el órgano y –sobre todo- el antiguo jubé, magnífico trabajo gótico en piedra, que ha sido adosado a la izquierda del edificio.
Por el casco viejo hay un circuito turístico que permite conocer la catedral, el cercano y poderoso Palacio Episcopal, del XVII, y otros elementos de interés como el colegio de Jesuitas (siglo XVII), el museo de Bellas Artes y algunas casas góticas. Pequeña ruta que vale la pena efectuar, llueva o nieve.
Junto al río Aveyron hubo en antaño un poblado galo que creció en época medieval, conjuntamente con su cualidad episcopal.
Aquella villa prerromana estaba habitada por los rutenos, una tribu llegada del territorio centroeuropeo. En tiempos romanos la villa se llamó Segodunun, pero en el final del imperio volvió a ser denominada Ruten (datos consultados por Internet), en relación a los viejos habitantes del lugar, de ahí deriva el nombre de Rodez.
Rodez fue en el medievo una ciudad-bipolar. La parte alta, la villa episcopal, crecía alrededor de la robusta catedral, con sus conventos, palacios y murallas. Cerca estaba el burgo, bourg, ciudad artesanal que tenía también su recinto amurallado.
Lo más interesante de Rodez es la catedral, un edificio de piedra rojiza del siglo XIII al XV, con un aspecto de sólida fortaleza. Se atribuye la autoría del templo a Jean Deschamps, divulgador del gótico en la mitad sur francesa.
En la fachada se aprecia ese aire de fortaleza, que parece un castillo más que una catedral. En realidad es un avance de las propias murallas y llama la atención que no haya ninguna puerta, se entra por los lados. Los accesos están a los dos lados del templo.
También es llamativo el campanario que hay cerca del ala izquierda del crucero. Arranca con una torre del siglo XIV y termina con un afiligranado estilo gótico flamígero, de inicios del XVI, y un campanil renacentista.
En el interior, poderoso y elegante, hay elementos de notable interés, como el órgano y –sobre todo- el antiguo jubé, magnífico trabajo gótico en piedra, que ha sido adosado a la izquierda del edificio.
Por el casco viejo hay un circuito turístico que permite conocer la catedral, el cercano y poderoso Palacio Episcopal, del XVII, y otros elementos de interés como el colegio de Jesuitas (siglo XVII), el museo de Bellas Artes y algunas casas góticas. Pequeña ruta que vale la pena efectuar, llueva o nieve.
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